Panama Must Consult with All Indigenous Communities Affected by Infrastructure Project

Any negotiation with the Ngäbe and Buglé Indigenous peoples over Panama’s Fourth Transmission Line must comply with Panamanian and international law

(español abajo)

November 24, 2021

Last Wednesday, Panama’s state-owned Electrical Transmission Company (ETESA) announced that it had reached an agreement with certain Indigenous authorities to allow Panama’s Fourth Electrical Transmission Line to cross the territory of the Ngäbe and Buglé Indigenous peoples. This engagement falls far short of what is necessary to meet Panama’s obligations to ensure the rights of all affected Indigenous communities, including their right to give or withhold free, prior, and informed consent (FPIC), which is protected under both national and international law.  

In response to ETESA’s announcement regarding the Fourth Transmission Line Project, Feliciano Santos, Coordinator of the Movement for the Defense of the Territories and Ecosystems of Bocas del Toro (MODETEAB), stated:

We are deeply concerned that the Panamanian State has allowed ETESA to negotiate an agreement of this magnitude with authorities that lack legitimacy because the period for which they were elected has already ended. Even during their lawfully established term, they represented just one of the multiple regions of the Ngäbe, Buglé, and Campesinos Comarca.

We confirm that this process of supposed negotiation with the Ngäbe and Buglé peoples has been carried out in contravention of the Organic Charter of the Ngäbe-Buglé Comarca, of Law 10 of 1997, which established the Comarca, and of Law 37 of 2016, which recognized our right to free, prior, and informed consent. In particular, we emphasize that the Indigenous communities that live outside the Ngäbe, Buglé, and Campesinos Comarca have not been invited to participate in consultation processes for the Fourth Line at any time, despite the fact that the project is expected to have serious consequences for our communities, our ancestral territories, and the natural environment that we have protected and that has sustained us for generations.

It is unacceptable that the Panamanian State would allow a company to enter our Indigenous territories and seek agreements that do not comply with our laws in order to take advantage of our land and plunder its resources, just as in the days of colonization.

Sarah Dorman, an attorney with the Center for International Environmental Law (CIEL), emphasized:

Under the standards of international law, Panama has an obligation to consult and cooperate in good faith with Indigenous peoples in order to obtain their free and informed consent before approving any project that affects their lands, territories, or resources. In addition, at the beginning of this year, the Panamanian State made a commitment before the United Nations Human Rights Council to improve the participation and prior consultation of Indigenous peoples in decision-making processes. For its part, ETESA has also committed to complying with these international standards, including by carrying out processes of consultation and free, prior, and informed consent, both with the Indigenous communities that live inside the Comarca and with those that live outside of it.

Panama still has time to translate these commitments into action, which it can do by listening to the concerns of each of the affected Indigenous communities and making all necessary efforts to address these concerns before moving forward with the Fourth Line project.

Note for editors:

If constructed, Panama’s Fourth Electrical Transmission Line would extend for hundreds of kilometers along the country’s Atlantic coast, crossing not only the Ño Kribo region of the Comarca Ngäbe, Buglé, and Campesinos, but also other regions and territories that have been home to the Ngäbe and Buglé peoples for millennia. Among the Indigenous communities that would potentially be affected by the Fourth Line are those that live in the áreas anexas of the Comarca in Bocas del Toro, as well as those that live outside the Comarca in the region of Northern Santa Fe, who continue to demand official recognition by the Panamanian State.

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Panamá debe consultar con todas las comunidades indígenas afectadas por proyecto de infraestructura

Toda negociación con los pueblos indígenas Ngäbe y Buglé sobre la Cuarta Línea de Transmisión de Panamá debe cumplir con el derecho panameño e internacional

El miércoles pasado, la Empresa de Transmisión Eléctrica del Estado panameño (ETESA) anunció que llegó a un convenio con algunas autoridades indígenas para permitir que la Cuarta Línea de Transmisión Eléctrica de Panamá atraviese el territorio de los pueblos indígenas Ngäbe y Buglé. Esta interacción dista mucho de lo necesario para cumplir con las obligaciones de Panamá de garantizar los derechos de todas las comunidades indígenas afectadas, incluido su derecho a otorgar o negar su consentimiento libre, previo e informado (CLPI), el cual está protegido tanto por el derecho nacional como por el derecho internacional.

Frente a este pronunciamiento de ETESA sobre el proyecto de la Cuarta Línea de Transmisión, Feliciano Santos, Coordinador del Movimiento por la Defensa de los Territorios y Ecosistemas de Bocas del Toro (MODETEAB), declaró:

Nos preocupa profundamente que el Estado panameño haya permitido que ETESA negocie un convenio de esta envergadura con autoridades que carecen de legitimidad, debido a que el período para el cual fueron electas ya venció, y debido a que —incluso durante su mandato conforme se establece en la ley— solo representaron a una de las múltiples regiones de la Comarca Ngäbe, Buglé y Campesinos.

Confirmamos que este proceso de supuesta negociación con los pueblos Ngäbe y Buglé se ha llevado a cabo en contravención de la Carta Orgánica de la Comarca Ngäbe-Buglé, de la Ley 10 de 1997 que estableció la Comarca, y de la Ley 37 de 2016 que reconoció nuestro derecho al consentimiento libre, previo e informado. En particular, resaltamos que las comunidades indígenas que viven fuera de la Comarca Ngäbe, Buglé y Campesinos no han sido consideradas para participar en procesos de consulta para la Cuarta Línea en ningún momento. Esto a pesar de que se prevé que el proyecto traerá consigo graves consecuencias para nuestras comunidades, nuestros territorios ancestrales y la naturaleza que hemos protegido y que nos ha sostenido durante generaciones.

Es inaceptable que el Estado panameño permita que una empresa entre en nuestros territorios indígenas y busque acuerdos que no cumplen con nuestras leyes con el fin de aprovechar nuestras tierras y saquear su riqueza, tal como en los días de la colonización.

Sarah Dorman, abogada con el Centro para el Derecho Ambiental Internacional (CIEL), enfatizó:

En virtud de los estándares del derecho internacional, Panamá tiene la obligación de consultar y cooperar de buena fe con los pueblos indígenas con el fin de obtener su consentimiento libre e informado antes de aprobar cualquier proyecto que afecte a sus tierras, territorios o recursos. Además, a principios de este año, el Estado panameño se comprometió ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas a mejorar la participación y la consulta previa de los pueblos indígenas en los procesos de toma de decisiones. Por su parte, ETESA también se ha comprometido a cumplir estos estándares internacionales, incluso a través de procesos de consulta y de consentimiento libre, previo e informado, tanto con las comunidades indígenas que viven en la Comarca como con las que habitan fuera de ella. 

Panamá aún está a tiempo para traducir estos compromisos en hechos, esto escuchando las preocupaciones de cada una de las comunidades indígenas afectadas y realizando todos los esfuerzos necesarios para abordarlas antes de avanzar con el proyecto de la Cuarta Línea. 

Nota para editores:

De construirse, la Cuarta Línea de Transmisión Eléctrica de Panamá se extendería por cientos de kilómetros a lo largo de la costa atlántica de Panamá, atravesando no solamente la región Ño Kribo de la Comarca Ngäbe, Buglé y Campesinos, sino también otras regiones y territorios que por milenios han sido hogar de los pueblos Ngäbe y Buglé. Entre las comunidades indígenas potencialmente afectadas por la Cuarta Línea se encuentran las que habitan en las áreas anexas a la Comarca en Bocas del Toro, así como las que viven fuera de la Comarca en la región Norte de Santa Fe, las cuales continúan exigiendo el reconocimiento oficial por parte del Estado panameño.